miércoles, 14 de diciembre de 2011
Hombres en chándal
miércoles, 7 de diciembre de 2011
El libre albedrío
lunes, 5 de diciembre de 2011
Reconociéndome
jueves, 1 de diciembre de 2011
Los dedos fríos
Hace unas semanas le entregué mi último manuscrito a un par de buenos amigos y grandes poetas. Lo vengo haciendo desde que tengo sentido del ridículo.
Pero en este trance temo perder la esencia mágica de quien se entrega a la escritura automática.
La musa no pone su mano en mi mano. Ahora me dicta desde lejos.
A lo mejor es más profesional, pero se me quedan los dedos fríos.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Perder el norte
martes, 8 de noviembre de 2011
A lo mejor piensa que soy una señora respetable
Él vive justo frente a mi casa. Sale, entra, entra y sale.
jueves, 3 de noviembre de 2011
Inventario de enemigos
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De estas animadversiones es complicado librarse, al igual que las manchas de vino tinto sobre un mantel blanco son capaces de estropear, al menos estéticamente, la más distendida y alegre de las citas.
domingo, 30 de octubre de 2011
Mis labores
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Siempre me ha llamado la atención la forma en que Popeye ingiere las espinacas: directamente de la lata, y sin rehogar ni saltear ni gracia apenas. Además, nunca he visto espinacas enlatadas. Esta la vertiente negativa de una mente ociosa. Pero ya me queda menos.
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En algunas ocasiones recibe mi persona extraños piropos y cumplidos. Pero viniendo de quien vienen, no sé si se trata de una amenaza en toda regla.
El otro día colaboré con la Fundación Caballero Bonald moderando una interesantísima mesa de debate con tres poetas de prestigio y renombre (que sí), acerca de la lectura de las obras clásicas y su influencia en la poesía actual. Resultó, por la expresión que pude observar en algunas caras de los asistentes, a pedir de boca. No creo haber defraudado en mi misión. Con sumo gusto lo trabajé.
Lo mejor llegó después con la exquisita conversación con una amiga buena poeta y buena persona sin embargo.
La guinda la pusieron algunos comentarios de los peces del río, algunos más gordos que otros.
Uno de ellos fue sumamente amable conmigo y me espetó: qué bien te veo Rosario, ¿qué tal tu niño? (mi hija se llama Helena). Hay que ver qué mala madre que eres, con lo tarde que es y tú aquí. (a esto respondí que yo también tengo vida propia a veces, y que a la abuela, o sea, a mi madre, tengo que ponerle un monumento en el jardín). Además, Rosario, eres muy valiente, porque vienes tú sola, sin tu marido, y conduciendo y todo. ¿Conduces bien verdad? (qué va, señor, después de conducir durante años por los destinos "turísticos" que la Junta de Andalucía ha tenido a bien obsequiarme en mi trabajo, apenas me muevo sin mi marido, o chófer en su defecto... hay que joderse).
martes, 25 de octubre de 2011
El mejor ejemplar de mi misma
La popularidad es directamente proporcional a la novelería de la gente. Eso dice un amigo. Tiene toda la razón.
sábado, 26 de marzo de 2011
Higiene
Y porque nunca es tarde para perder el miedo al qué opinarán los demás, a dejar de prestar atención a los posibles desprecios, malas artes y envidias encubiertas, desoir de una vez por todas las maledicencias....
En definitiva, tengo grandes amigos a día de hoy que ayudan mucho a practicar un sanísimo egoísmo que sienta la mar de bien para el cutis, y para el equilibrio mental.
Por tanto, mantendré estos buenos hábitos que estoy adquiriendo, y seguiré siendo yo misma, pero sin culpabilidad ni necesidad de ir por la vida pidiendo disculpas por respirar, o sintiéndome obligada a quedar bien con todo el mundo.
Así, que desde aquí, a los que me enseñan a usar mejor esa fuerza que sin duda ya estaba en mi interior, GRACIAS.
viernes, 25 de marzo de 2011
Como gata boca arriba
Así me quedo yo viendo la extraña actitud de algunas personas.
Homo homini lupus, afirmó Plauto y luego Hobbes. Y no se equivocaban.
También mi abuela decían que a los que enjuician, critican, o despellejan vivos a los demás, cuando éstos (los demás) no están hay que darles razones, para que, si te odian y maldicen, lo hagan con razón.
Ahora me doy cuenta, que pese a no haber podido disfrutar de una educación completa, ni hacer gala de una cultura de excepción, mi abuela era excepcional, y cuando sentenciaba, lo hacía con la sabiduría de la vida, de la experiencia, del sufrimiento...
Recuerdo cuando contaba historias de la guerra, y de su miedo a volver a vivir esa época en que había cierta licencia para odiar y matar, dando rienda suelta a las envidias y a las pasiones más bajas.
Contaba ella, que los vecinos se odiaban, simplemente por tener menos tomates en la huerta que el de la huerta de al lado...y así, por exceso de rojez, acusaban al que vivía puerta con puerta de comunista.... irónicamente, un día llegaban y se llevaban al vecino, simplemente por tener no sólo más tomates, sino más hijos, y éstos además, más guapos que los propios.
Así de triste.
Menos mal que no estamos en guerra, o eso parece, y que los vecinos, o simplemente el prójimo, no puede venir a pegarte un tiro...
O quizás sí, y se lleve a tu hija adolescente, para asesinarla, hacer desaparecer su cuerpo, y reirse de ti en tus narices. Total, la impunidad es un hecho.
Y El Cuco ha sido absuelto. Qué sociedad tan mediocre, qué chabacanería.
Pero bueno, mientras exista Jorge Javier Vázquez y su basurero millonario, que nos las den todas por el mismo sitio. Qué calladitos estamos, tan fieros que hemos sido siempre...
Parece que mi abuela tenía razón, en todo. Pero no las monjas del colegio en el que me crié.
Ingenuas ellas, inculcaban las buenas obras. Si hacíamos el bien, recogeríamos los frutos.
Se vé que no, y que no siempre, sino nunca, ganan los buenos.
viernes, 11 de marzo de 2011
Egus Poéticus
El ansia enfermiza de notoriedad, el aburrimiento, el "si ese puede yo también", y la obesidad mórbida del ego como nueva epidemia en las letras del siglo XXI van diezmando a su paso todo lo que encuentran, dejando atrás tierra baldía y mucha desilusión.
domingo, 27 de febrero de 2011
Carnaval
Si respondo que no me entusiasma nada la fiesta, que desde hace años procuro huir lo más lejos posible del "ambiente carnavalero o carnavalesco", y que prefiero otras cosas, lo que encuentro es incomprensión la mayoría de los casos, cuando no un rechazo irracional hacia mi persona, sobretodo por parte de mis paisanos, quienes no entienden ni de lejos que yo no comparta la pasión desmedida por los gaditanismos folclóricos.
Durante demasiados días (el carnaval aquí dura casi el año entero) son demasiadas agrupaciones, demasiados inscritos, demasiado paro y demasiada miseria. No lo entiendo.
Quiero a mi ciudad, y quiero a mi gente, y me parecen plausibles y admirables los intentos esforzados de algunos de mis amigos entusiastas de lo auténtico del Carnaval de Cádiz, aquellos periodistas con renombre y prestigio que defienden la fiesta, aquellos políticos que venden el carácter de la celebración en Madrid y en el mundo, aquellos que ponen toda la carne en el asador para que un ente abstracto se haga sólido y una apuesta económica para la ciudad en un momento tan crítico como el que estamos viviendo.
Pero por desgracia, la masa, el populacho y la chabacanería terminan por deslucir todos esos esfuerzos y toda esa buena voluntad. Y ni las agrupaciones que ganan el concurso están en Cádiz los días señalados...
Por eso, puedo decir, sin miedo, que no, que no me gusta el carnaval, que prefiero pasear por la Alameda, por el Parque Genovés, por la Playa de la Victoria o disfrutar de todos y cada uno de los rincones de este monumento sobre el agua, cualquier momento del año, cuando sea más fácil entrar y salir de la ciudad, cuando aparcar no sea una utopía, y cuando el olor reinante sea el del mar al atardecer, y no el de orines pasados de alcohol.
Que lo disfrute el que quiera y pueda. Tiene mis respetos. Pero eso sí, a mear a casita, que la piedra ostionera y los cañones de las esquinas ya están bastante castigados.
Salud.
jueves, 10 de febrero de 2011
Los mejores amigos de turno...
Más de una vez me he encontrado con el "mejor amigo" de turno que se alimenta, cual vampiro emocional, del dolor de los demás, de las desgracias ajenas, y nutren la propia autoestima con una dieta algo desequilibrada, que sin duda pasará factura a medio plazo, pero que de momento parece que les compensa, como el efecto inmediato de las drogas duras...
viernes, 28 de enero de 2011
Soy yo
Soy persona cualquiera.
Soy distinta y diferente, única y especial. Como todo el mundo.
Soy ardiente si me dejan, y fría cuando no es oportuno.
Soy mejor amiga, y enemiga de mi misma.
Amo y odio mi nombre. Desconozco mi nombre verdadero.
Soy amasijo de huesos y carne, impulso eléctrico, confusión y decisión.
Soy líquida y me desharé en fluídos que se secarán al sol.
Se alimentarán las entrañas del mundo con mis cenizas.
Soy voz que sangra. Risa, música, grito, silencio forzoso.
Soy ausencia. Soy árbol hueco y girasol.
Soy duda, certeza, amor y miedo.
Camino sobre el mar y me hundo en la tierra.
Tengo hambre de cielo, y desprecio lo asequible.
Soy creyente y perdí mi religión en una biblioteca.
Soy celosa de la luz en la noche,
del calor en invierno
y del frío en pleno verano.
Tengo el alma descalza y hiero mis pies a propósito.
Soy animal primitivo.
Filósofa de la ignorancia.
Soy mujer, soy niña, soy persona cualquiera.
Soy yo.